Quizás necesito retroceder en el tiempo para tenerte junto a mi.

Los sentimientos pudieron ahogarse con el tiempo y perderse en el de forma inmediata. 
No puedo negarte que te hecho de menos, pero lo que siento, no tiene ni pies ni cabeza. Hablar contigo y sentirme bien, única, mejor, apreciable, interesante, y sólo porque te lo parece a ti. Conversaciones que me suenan a novela, y ahora que se que todo es cierto, me imagino lo que puede ocurrir. Recuerdo esos momentos, aquellos en los que me fui dejando un triste recuerdo, con lágrimas en los ojos y olvidándome de ti.

Y cuando después de tanto tiempo volvimos a hablar, mis tontas ilusiones se convirtieron en puras realidades. Recuerdo como me ilusioné con tus palabras, como creí que era demasiado tonta, estaba equivocada, pasó. Cada palabra, cada ilusión, fue más cierta que soñada. Recuerdo comprobar si leí mal, si soñar engañó a mis ojos, pero fue la tonta ilusión la que me engañó a mi. No sabía que decir, pero pensar que alguien como tú me diría algo así, me hacía creer que seguía durmiendo. Pasaron los meses, y ahí, pareció acabar todo. Con el paso del tiempo volviste a decir lo mismo, para animarme, para hacerme sentir mejor cuando yo estaba mal. Me haces sonreír y me ánimas con las penas más tontas y extrañas. Me saludas y te preocupas de si estoy bien, me escuchas y me ayudas como puedes. Sin embargo, sé que no siento nada, aunque sería distinto sino fuera por la distancia que nos separa. Sentirme bien por unas cuantas conversaciones y corregir el error de tomármelo como una desesperada oportunidad cuando me advierten de la locura que he estado apunto de cometer. Esas cosas no funcionan, y sobre todo sí los años de por medio superan al olvido. 

Han pasado muchos años y te encuentro distante, no sólo los kilómetros me hacen pesarlo, también este periodo de tiempo tan largo que me hace creer que ya no seremos iguales. Hemos cambiado, y nuestros sentimientos también. Y ahora me imagino el día en el que volvamos a vernos, donde los años habrán robado confianza y no sabremos ni siquiera como saludarnos, al menos por mi parte. Donde no sabré si las ganas que tengo de verte serán sólo un simple 'hola' o querremos algo más. Puede que para ese día, tu ya no sientas lo mismo, aunque, muchas veces dudo de si  

quizás necesito retroceder en el tiempo para tenerte junto a mi.